Por José Luis Arredondo.
Escrita por la destacada dramaturga argentina Lorena Romanin, y puesta en escena por primera vez en nuestro país por la directora y actriz Bárbara Ruiz-Tagle, esta producción del Teatro Finis Terrae se centra en la realidad de las personas con discapacidad intelectual y el rol de las personas encargadas de su cuidado. Con Ana Reeves, Alejandra Oviedo y Felipe Zepeda
Esta obra teatral narra una historia conmovedora sobre la vulnerable relación entre una madre de avanzada edad y su hijo con retraso madurativo en alguna ciudad del sur de Chile. La llegada de una prima desde Santiago abrirá cuestionamientos a la madre sobre su rol como cuidadora y mujer. .
Juan Ignacio (Felipe Zepeda) tiene discapacidad intelectual, pero una imaginación a toda prueba y una gran capacidad para filtrar lo esencial de la realidad que lo circunda. Ama los trenes y se entretiene durante horas con uno de juguete que da vueltas por un paisaje en miniatura dentro del living de la casa que comparte con su madre Susana (Anita Reeves), una mujer ya madura que lo cuida, mima y sobreprotege.
Madre e hijo habitan un micromundo cerrado a la vida común y corriente, a pesar de que el chico va a la escuela y tiene clara noción que su padre es una figura ausente ya por largo tiempo. Ese tren de juguete son las alas que le permiten a Juan Ignacio volar fuera de casa y viajar por lugares que, lo más probable, nunca llegue a conocer. Así, su cuerpo permanece en casa y su mente se despliega con frenesí por distintos sitios.
Este rutina se rompe inesperadamente con la llegada de Valeria (Alejandra Oviedo), una prima de Juan Ignacio que su madre ha enviado lejos de la capital para apartarla de un supuesto «problema con las drogas», que en realidad no es más que la afición de la joven a fumarse de vez en cuando un pito de marihuana.
La tensión y el conflicto se desatan porque la actitud de Valeria hacia el joven es muy natural y relajada, en contraposición a la de Susana que es muy aprehensiva y quiere mantener al chico dentro de una virtual burbuja de protección.
Junto a su prima, Juan Ignacio experimentará algo parecido a la sensación de un viaje libre en ese añorado tren imaginario que aborda cada día y que cruza paisajes y lugares a los que nunca podrá tener, quizás, acceso.
Destacadas actuaciones

«Como si pasara un tren», es una obra sencilla -lo que no significa que sea simple- y sin pretensiones. Y ahí radica su fortaleza.
Sus planteamientos son directos y no se ramifica hacia consideraciones clínicas o psicológicas sobre la condición de Juan Ignacio, sino que se mantiene aferrada a la descripción de la rutina del día a día junto a su madre, y de cómo la llegada de su prima altera esta rutina que no le da perspectiva fuera de casa.
A la vez, el texto instala de soslayo pero claramente otro tema: Susana es una mujer ya mayor y tarde o temprano sus salud declinará, lo que la inhabilitará para seguir dando las atenciones que el joven requiere. Entra así con fuerza el tema de las y los cuidadores y la tercera edad como asuntos que requieren extrema atención.
La puesta en escena centra toda su atención en el conflicto familiar dentro de los márgenes del realismo, aunque instala bien hacia el final una apertura en lo espacial y temporal para una interacción de Juan Ignacio y Valeria.
El muy buen nivel de las actuaciones logra comprometernos como espectadores. Anita Reeves marca el timming general en cuanto al estilo y al cauce por donde se desarrollan los hechos; su talento y experiencia dan peso al texto y permiten que la emoción fluya y cree la atmósfera necesaria.
Excelente la labor de Felipe Zepeda como Juan Ignacio. El actor construye un rol en el que conviven los aspectos de un niño que a la vez tiene bisos de adulto, una actuación matizada, con relieves y una buena cuota de fuerza cuando lo amerita.
Lo mismo sucede con la Valeria de Alejandra Oviedo, que transmite juventud e ímpetu dentro de un rango de palpitante calma, equilibrio y madurez.
«Como si pasara un tren» es una obra contingente, que toca temas de salud y educación, ejes fundamentales en una realidad que viven muchos hogares. Es una pieza de puertas adentro pero que nos debe importar a todas y todos como sociedad y Estado.
Dirección Bárbara Ruiz-Tagle | Elenco Ana Reeves, Alejandra Oviedo y Felipe Zepeda | Dramaturgia Lorena Romanin (Argentina) | Adaptación Emilia Noguera | Asistente de dirección Ángeles Rivero | Producción artística Mía Producciones | Diseño integral Cristian Mayorga | Diseño gráfico afiche Lucía Correa | Fotografía de afiche Elio Frugone Fototeatro | Una Coproducción Teatro Finis Terrae, Mía Producciones, Pescado sin querer y Repuestos Indra.
Funciones hasta el 2 de julio de 2023 / Jueves a sábado 20:30 hrs. / Domingo 19 hrs.
$8.900 Super Jueves, $12.000 general, $7.800 adulto mayor, $6.000 estudiantes por Ticketplus
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