Por José Luis Arredondo.
En la función de este concierto en el Teatro Municipal de Santiago, el director chileno Paolo Bortolameolli se dirigió al público y dijo: «Habitualmente suelo tomar el micrófono antes de cada concierto y hablo sobre la obra; esta vez no lo haré, porque hay mucho que decir sobre esta sinfonía, y a la vez muy poco, solo que es un maravilloso viaje espiritual. Así que solo agradecer a la Orquesta Filarmónica, al Coro, y a ustedes, por asistir. Dedico este concierto a la memoria de mi padre».

Con estas palabras y la voz cargada de emoción, el destacado director de orquesta, que ya corre en las grandes ligas de la música a nivel internacional, abrió el viaje hacia la Segunda Sinfonía, «Resurrección», de Gustav Mahler (1860-1919) en el Municipal de Santiago.
Se trata de una entrega musical que, por el altísimo nivel de su calidad y energía, hace de la función una verdadera experiencia religiosa y estética, que la audiencia en el estreno coronó con una ovación de pie que se prolongó durante 10 minutos y convirtió la velada en un hito musical de esta temporada 2022.
Esta monumental sinfonía, que demandó 10 años de trabajo al compositor, aborda a lo largo de sus cinco movimientos la constante que acompañó a Mahler durante toda su vida; esto es, la profunda duda existencial y religiosa sobre la trascendencia del ser humano, la fe en una vida más allá del plano terrenal, las dudas sobre este punto y, el posible o eventual reencuentro con un Padre Creador.
Recordemos que la muerte marcó desde muy niño la vida del músico, y que a Mahler le tocó asistir a la pérdida de todos sus hermanos primero, y a la de su hija a muy corta edad, más tarde.
Las claves del texto
Si atendemos al texto del coro y las solistas (soprano y mezzosoprano), proveniente de fuentes como la antología poética del folclor alemán «El cuerno mágico de la juventud», y el poema «Aufersthung» (Resurrección), de Friedrich Klopstock, tenemos a nuestro alcance el concepto que encierra la obra:
«Oh! rosita roja / el hombre yace en el más hondo sufrimiento / el hombre yace en la más honda pena …»
«Preferiría estar en el cielo … Nada me detendrá / provengo de Dios y hacia él volveré … «
«Resucitarás, oh! sí, resucitarás polvo mío tras breve descanso, oh! créelo corazón mío / no has sufrido en vano / deja de temblar / prepárate para vivir / resucitarás, si, resucitarás corazón mío en un instante «.
Esta constante angustia, que finalmente se resuelve en firme esperanza de otra vida más allá de la terrenal, es la tensión que mueve la obra.
Para mayor claridad, el compositor bautiza cada movimiento con una intención que transforma la pieza, como lo fue en su origen, en un verdadero «poema sinfónico»; esto es, una composición musical que nos lleva por una historia concreta en cuanto narrativa:
Primer movimiento: Hay vida después de la muerte.
Segundo movimiento: Recuerdo de tiempos mejores.
Tercer movimiento: La pérdida de la fe, la vida como sinsentido.
Cuarto movimiento: Renacimiento de la fe;
Quinto movimiento: El amor de Dios y el reconocimiento de una vida después de la muerte (Resurrección).

Conducción llena de matices, fuerza y atenta a cada detalle
La ejecución de Paolo Bortolameolli frente al enorme cuerpo musical que forman la Orquesta Filarmónica, el Coro del Municipal y las dos solistas, se adentra a fondo en el sentido último de la pieza, algo que se manifiesta sus emocionadas primeras palabras arriba consignadas.
Su batuta no descuida detalles y la expansiva sonoridad, que en muchos pasajes alcanza lo apoteósico, hace brotar de cada grupo de instrumentos los elementos claves que la conforman, como una fuerza telúrica que refleja la duda, la desazón, la angustia y la desesperanza, y que crea una arrebatadora atmósfera de delicadeza y lirismo para graficar ese mundo metafísico y su promesa de paradisiaca eternidad que mueve nuestra voluntad de trascender.
Es una labor de muy alta calidad que la Orquesta Filarmónica debe anotar desde ya como uno de sus máximos logros no solo de esta temporada, sino de varias más.
El Coro a nivel de excelencia
Atrás no se queda el Coro Profesional, que imbuido del sentido último de la pieza, deja las voces volar con una sensación de total ingravidez, con un sonido que brota tenue a media voz y se eleva con estremecedora delicadeza por la sala, hasta el arrebatado éxtasis final.
Dos solistas que cautivan por su entrega

La mezzosoprano Evelyn Ramírez instala desde lo suyo uno de los puntos más altos de la velada. Su voz, cálida y aterciopelada, se expande como si flotara por el espacio con una sensación de dolor que abruma desde el texto, y que otorga pleno sentido a sus palabras («Oh! rosita roja, el hombre yace en el más hondo sufrimiento»·).
A la par corre la joven, y ya consolidada a nivel internacional, soprano Yaritza Véliz. Su parte («Resucitarás, resucitarás polvo mío tras breve descanso … No has nacido, no has sufrido en vano…» ), ya sea en un solo o junto al coro y mezzo, se entrega impecable y generosa en cuanto a brillo y volumen.
Un absoluto hito musical
El último concierto de la Temporada 2022 del Municipal de Santiago se instala desde ya como un auténtico hito artístico.
Este magno concierto permite que la audiencia reciba de lleno la inconmensurable riqueza y belleza de una obra que es un verdadero viaje espiritual y experiencia estética. Una música que desde un inicio te estremece y conmueve por su grandiosidad, y que nunca alcanzará a ser reflejada en palabras, porque aquí estamos frente a lo inefable, a lo sublime, que nos conmina a vivir en directo la escucha de esta obra esencial.
Segunda Sinfonía (Resurrección), de Gustav Mahler. Teatro Municipal de Santiago (Agustinas 794). Dos últimas funciones: Sábado 10 diciembre y domingo 11 diciembre, a las 19:00 hrs. con la participación de la soprano Paulina González M.
Orquesta Filarmónica de Santiago, Coro Profesional (Dir. Jorge Klastornick) y solistas, bajo la conducción de Paolo Bortolameolli.
Crédito de fotografías: Patricio Melo.
Estimado don José Luis: excelente artículo, que una vez más depliega toda la compresión y entendimiento de una obra que es compleja y no fácil de digerir y que debo ser muy sincero, considerando los últimos grandes sinfonistas Bruckner y los maravillosos poemas sinfónicos de Richard Strauss me llegan mucho más que don Gustav, a quien estoy estudiando, por lo pronto me gustan mucho su primera sinfonía y la quinta, cuyo adagio estuvo inserto en la cinta de Visconti «Muerte en Venecia», una belleza de obra….eternas gracias por su comentario….se espera con ansias sus comentarios, siempre se aprende…..un abrazo fraterno….Eduardo Poblete Parada.-