Por José Luis Arredondo y equipo TC.
El multifacético director de escena hace de la monumental Segunda Sinfonía de Gustav Mahler, una experiencia teatral y audiovisual, al mirar desde un punto de vista contingente, social y político las reflexiones existenciales y religiosas que cruzan la obra. Este extraordinario montaje debuta ahora en Buenos Aires, en la apertura de la Temporada 2023 del Teatro Colón.
La Segunda Sinfonía de Mahler es una obra musical impresionante por su grandeza y complejidad. Gustav Mahler (1860-1911) vivió en una época de importantes cambios evolutivos en la música europea, donde se exploraron nuevas formas de expresión y composición, y esta sinfonía refleja esta búsqueda, combinando elementos tradicionales del género con otros más innovadores.
Esta sinfonía, llamada «Resurrección», es una pieza extensa, que se divide en secciones diferentes. Cada una de ellas tiene su propio estilo y tema, y la obra en su totalidad se desarrolla de manera dinámica.
La obra aborda temas como la muerte, la posibilidad de otra vida después, la pérdida de la fe y su recuperación, para finalmente desembocar en la confianza de una vuelta al creador («Yo soy de Dios y a El retornaré»). Estos temas se reflejan en la música y en la letra del quinto y último movimiento, y son una parte relevante de la experiencia de escuchar la obra completa.
La versión de Castellucci
La singular puesta en escena del director italiano Romeo Castellucci, que llega a Buenos Aires desde este martes 7 de marzo, fue estrenada en el Festival de Aix-en-Provence 2022., y plantea una nueva interpretación para la sinfonía.
Aquí el dogma de la «resurrección de la carne» está puesto bajo el prisma de nuestro presente y su memoria histórica.
Una granjera descubre por casualidad un cuerpo enterrado en un galpón abandonado en alguna zona rural. Impactada por el hallazgo, da aviso y llega al lugar un equipo forense de la Agencia de Refugiados dependiente de la ONU (ACNUR). Este grupo explora el recinto, cuyo suelo está cubierto de lodo, y descubre que hay una considerable cantidad de cuerpos, de hombres, mujeres y niños, que están ahí enterrados.
A continuación y durante el transcurso de la sinfonía, los funcionarios exhuman los cadáveres y los ordenan en filas para finalmente sacarlos de ahí. Luego corresponde investigar la causa de su muerte y las posibles respuestas al porqué fueron ocultados en ese lugar, para finalmente darles digna sepultura.
Los cuerpos que pone en escena Castelucci muestran evidencias de una muerte violenta, o al menos un considerable sufrimiento antes de perecer. Probablemente fueron llevados ahí desde otro lugar, o quizás en ese sitio se les dio muerte y se les ocultó.
Un trabajo sobre la memoria

A través de esta puesta en escena, Castellucci instala el tema de los genocidios, los crímenes de odio por razones políticas y raciales, las víctimas de la pobreza y de las dictaduras en diversos países, así como la cruda realidad de muchos refugiados que emigran hacia países del primer mundo buscando librarse de la miseria y la opresión.
Según explicó el propio director al diario argentino «Clarín», «es un trabajo sobre la memoria de las imágenes, que en cierto modo te puede despertar. Yo no invento nada. Junto cosas que ya existen».
La producción se ocupa en su totalidad de reflejar con mucho realismo la labor de los forenses mientras desentierran y ordenan los cuerpos durante el transcurso de la sinfonía. Se establece así un paralelo entre las reflexiones religiosas y existenciales de Mahler, y la perspectiva de re-humanizar y dignificar a estas víctimas.
Tal como explica Castelucci, «en la mente de Mahler, la música está vinculada con la resurrección cristiana, metafísica. Pero en mi visión, no es metafísica. Por el contrario, es completamente física, humana. La resurrección es salir del dolor, es volver a una dignidad… No eres un animal. No eres un cadáver. Eres un ser humano como yo. Quiero devolverte tu nombre, bautizarte de nuevo. Eso es un acto de misericordia».
Lo valioso es que, con este montaje, una obra sinfónica referencial sale de los teatros y de terreno de la abstracción para volverse contingente en su sentido más amplio. De este modo, la reflexión existencial y religiosa de Mahler se hace también más actual y vigente en el tiempo.
«Resurrección», de Gustav Mahler, con dirección escénica de Romeo Castellucci. Dirección musical: Charles Dutoit. Orquesta y Coro del Teatro Colón de Buenos Aires. Solistas: Jaquelina Livieri (soprano) y Guadalupe Barrientos (mezzosoprano). Sala: Pabellón Ocre de La Rural (Av. Sarmiento 2704, Buenos Aires). Funciones: martes 7, miércoles 8, jueves 9, viernes 10 y sábado 11 de marzo a las 20.30, y domingo 12 de marzo a las 19 hrs. Duración: 100 minutos aproximadamente.
Más información y entradas en este link https://teatrocolon.org.ar/es/temporada-2023/orquesta-filarmonica-de-buenos-aires/produccion/resurreccion
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