
Por José Luis Arredondo.
Con todo el fuego y la pasión que requiere esta historia, «Carmen» da inicio a la actual temporada del Ballet de Santiago. Apoyada en la música de la famosa ópera de Bizet, la coreografía de Marcia Haydée colma los sentidos gracias a su sutil erotismo y fuerza dramática.
La característica primordial de esta versión bailada de «Carmen» -cuya coreografía firmada por Marcia Haydée se presenta por tercera vez en el escenario del Municipal de Santiago- es la juventud del elenco protagónico.
Esto, unido a la atractiva estética general del montaje, en la que priman los cálidos coloridos del vestuario, la escenografía y la iluminación, conforman una entrega muy vital de la popular historia.
La música que predomina de forma casi excluyente es la de la ópera homónima de Georges Bizet (1838-1875), y la coreografía, salvo en algunos pasajes, sigue de forma casi lineal el argumento de la obra lírica.
A esta partitura se agregan algunos fragmentos de otras obras del mismo autor francés, como las óperas «Los pescadores de perlas» y «La bella hija de Perth», y la Sinfonía en Do mayor, con la obvia salvedad de que el canto está reemplazado por un instrumento solista.
En este caso destaco la escena cuya música está tomada del dúo de Leyla y Nadir de «Los pescadores de perlas», en que el noble sonido del cello provoca un momento de gran recogimiento, delicado y sutil.
Dinámica y ritmo escénico
«Carmen» es un ballet que equilibra muy bien al cuerpo estable en su totalidad, ya que abundan los números de grupo (militares, gitanos, contrabandistas) en alternancia con los solistas (la gitana Carmen, el soldado Don José, la piadosa Micaela, el torero Escamillo). Esto confiere al montaje una atractiva dinámica de bien logrado ritmo escénico.
En su función de estreno, «Carmen» corrió por cuenta de la bailarina Katherine Rodríguez, que compone un rol de fuerte impronta erótica asociada a su juventud. Es una gitana apasionada a la que, sin embargo, le cuesta profundizar en los aspectos más salvajes de su personaje.
Emmanuel Vázquez entrega un solvente Don José, que transita muy bien desde la hierática indiferencia del comienzo hasta la dramática desesperación que lo consume hacia el final, cuando ya es presa de los celos y el dolor provocados por la desidia e indiferencia de Carmen.

El Escamillo de Lucas Alarcón hace gala de una patente virilidad, juega muy bien el carácter de autosuficiencia del rol y resulta un buen contrapeso dramático al sufrido Don José que interpreta Vázquez.
Completan los protagónicos una delicada, tenue y sutil Micaela, la virginal enamorada de Don José, a cargo de María Lovero. Ella es un excelente contrapunto al salvajismo de la gitana.
A cargo de la Orquesta Filarmónica está el maestro Pedro-Pablo Prudencio, que imprime una intensa conducción y arrancó los aplausos más sonoros de la velada.
«Carmen» (Haydee-Bizet). Arreglos orquestales: Albena Dobreva. Dirección musical: Pedro-Pablo Prudencio. Escenografía y Vestuario: Pablo Núñez. Iluminación: Ricardo Castro. Repositor: Pablo Aharonian.
Funciones hasta el sábado 28 de mayo de 2022 en el Teatro Municipal de Santiago. Más info y entradas en www.municipal.cl
Fotos: Patricio Melo
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