Por José Luis Arredondo.
La del 30 de agosto fue una noche memorable en el Teatro Oriente. Pocas veces tenemos la oportunidad de ver en una misma función y sobre un mismo escenario una mejor síntesis de los mejores momentos del Ballet Clásico a cargo de un selecto grupo de estrellas de la danza. Un verdadero The Best of The Best.
Por segundo año consecutivo el ballet se transforma en un evento que viste de fiesta el Teatro Oriente en la comuna de Providencia para la llamada Gala Internacional de Ballet.
Oportunidad que sirvió para degustar, como un plato gourmet, una «fina selección» de los más afamados «Pas de Deux» del la danza clásica. Selección que se ocupó de saciar el apetito tanto de iniciados como de público principiante, al convocar títulos ya clásicos y recurrentes, con otros poco visitados.
Títulos como El Lago de los Cisnes, El Corsario, Cascanueces, La Bella Durmiente y Raymonda, se alternaron con El Espectro de la Rosa, Espartaco, Manon y La Leyenda de José, por citar algunos.
Una paleta que nos llevó por la música de Rachmaninoff, Mozart, Adams, Tchaikovsky, Von Weber, Kachaturian, Strauss y Glazunov entre varios.
Puntos altos tuvo muchos esta velada, de los que destaco con especial énfasis el Adagio de El Lago de los Cisnes a cargo de Romina Contreras y Emmanuel Vázquez.
El Espectro de la Rosa, de Mikhail Fokine con música de Von Weber con Natalia Barrios y César Morales.
The Swan, la bellísima pieza con música de Saint-Saëns y coreografía de Ricardo Cué, con un virtuoso Sergio Bernal.
Manon, obra maestra de Mac Millan con música de Massenet, momento de absoluto lucimiento por lo expresivo de Natalia Barrios y Cesar Morales.
La Bella Durmiente, con música de Tchaikovsky y, estreno en Chile, con coreografía de Nureyev. Momento que propició una ovación para Jillian Vanstone y Harrison James.
No se quedaron atrás Ketevan Papava y Denis Cherevychko en una enérgica entrega de La Leyenda de José, notable pieza musical de Richard Strauss y coreografía de John Neumeier.
Era cosa de mirar el programa y los convocados para aquilatar de antemano la calidad del espectáculo: Solistas del Ballet Nacional de España, Mikhailovsky, Estatal de Viena, Mariinsky, Nacional de Cuba Nacional de Canadá, Royal de Birmingham y Ballet de Santiago.
Dada las características y variedad del programa era impensado contar con una orquesta en vivo. En este sentido funcionó bien, a pesar de algunos problemas, la música grabada. Se logró mantener un buen ritmo en los cambios y la iluminación funcionó muy bien a la hora de ambientar y crear atmósferas.
Un evento de innegable altura internacional que concitó mucha atención – las entradas para las dos funciones se agotaron con mucha anticipación – y que espero tenga varias versiones más.
Fotos Patricio Melo
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