Musical «Morir de Amor»: Una delirante y festiva parodia de las teleseries con cancionero de radio AM

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Por José Luis Arredondo.

Todos los que ya cumplimos el medio siglo de vida llevamos en el ADN las teleseries mexicanas y venezolanas, eran los tiempos de la televisión en blanco y negro, y décadas antes del cable y la Internet, era imposible restarse de ver una o más de una.

Historias bizarras que replicaban sus argumentos de una en otra cambiando solo el nombre de los personajes. Una corte interminable de guaguas perdidas, ciegos que recuperaban la vista en el último capítulo, heroínas que caían por las escaleras y quedaban inválidas, que por supuesto volvían a caminar a tiempo para casarse con su amor, malvadas que tarde o temprano eran castigadas y un sin fin de excentricidades argumentales más que mantenían durante meses la atención de quienes estaban en casa por las tardes.

El tiempo avanzó (y Chile se sumó a este estilo -basta sintonizar Mega después de almuerzo- pero esta realidad no ha cambiado mucho.

Los «culebrones» siguen a la orden del día aún hoy, y sus argumentos básicamente son los mismos. A pesar del cable, la Internet y los celulares, las guaguas se siguen perdiendo, los ciegos recuperando milagrosamente la visión y los malvados acabando muy mal después de sus fechorías.

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Con estos materiales, más el cancionero popular que se imponía en las radios en amplitud modulada, la compañía teatral Los Contadores Auditores construye un delirante y exacerbado musical criollo bautizado «Morir de Amor», nombre de una emblemática canción ochentera de Miguel Bosé.

Aquí, en su lujosa mansión, las hermanas Del Río se pelean por la herencia familiar.

Ana Luisa, la mayor del acaudalado clan femenino, ignora que su marido Santiago Monterrubio la engaña con su perversa hermana Ana Luz. La sorpresiva llegada de Julián Lombardi, un tormentoso amor del pasado de Ana Luz, confundirá sus sentimientos y quebrará la frágil armonía de la familia Del Rio.

De ahí en adelante el público asiste a un vértigo de equívocos y encuentros y desencuentros al ritmo de populares canciones y frenéticas coreografías que enganchan de inmediato con nuestro lado más pop.

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«Morir de Amor» es un delirante viaje por esta historia familiar, resumen de todos los clichés que explota el género telenovela, infiltrado por el cancionero que desde la frecuencia radial AM nos acompaña desde la década de los ochenta hasta hoy. Luis Miguel, Pimpinela, Raffaella Carrá, Emmanuel, Miguel Bosé, Massiel, Zalo Reyes, Myriam Hernández, Amanda Miguel, Pandora, Camilo Sesto, Gloria Trevi, Mijares, Daniela Romo, Rocío Jurado, Juan Gabriel y Yuri, reviven en escena por boca de los personajes de este musical, quienes dan contenido a sus historias mediante las letras de las canciones de este ramillete de ídolos musicales.

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El montaje se la juega por un sentido absoluto de lo kitsch, sumado a un exultante desborde que pone en evidencia la total distorsión de estas historias que pueblan la televisión chatarra ayer como hoy. Acentúa la atmósfera artificial de decadente lujo el excelente uso del color tanto en el vestuario como en la iluminación, lo que en sus tonos chillones, brillos y lentejuelas evidencia acertadamente la artificialidad del cuadro.

El elenco se mete a fondo en la propuesta, poniendo el acento en la exageración y el estereotipo, jugando la maqueta como base de cada rol e imitando la falsedad y lo externo que caracteriza la actuación en este tipo de telenovelas.

Se nota un gran compromiso, que se traduce en la energía puesta en escena, sobre todo en los números de canto y baile, y de los que cada cual sale parado de acuerdo a sus dotes y posibilidades.

Dicho esto hay que tomar en cuenta que no todos ni todas salen airosos al mismo nivel en cuanto a canto y a baile.

Aquí resalto la labor de Antonia Santa María, Gabriel Cañas y Emilia Noguera como las más logradas y las que de alguna forma dan la pauta de por dónde va la propuesta.

No es nuevo en el teatro chileno el déficit de estas disciplinas (canto y baile) en la formación de los actores y actrices, y obviamente esto resalta cada vez que se ven enfrentados a una pieza que implica cantar y bailar.

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«Morir de Amor» entusiasma con su propuesta general, uno se deja llevar por la música y hasta entona las canciones casi como en un karaoke, todas ampliamente escuchadas desde hace años.

Es una obra fresca, energizante y lúdica, un divertimento bien armado y bien jugado, un trabajo que se nota hecho con cariño, pasión y profesionalismo, y que a la vez se erige como una buena ocasión para que, de una vez, los musicales pasen a formar parte de nuestra cartelera en forma habitual.

«Morir de Amor». Dirección general y dramaturgia: Los Contadores Auditores / Dirección Musical: Juan Pablo Ortega y Felipe Martínez. Escenografía e iluminación: Laurene Lemaitre / Realización de escenografía: Daniel Figueroa / Diseño vestuario: Los Contadores Auditores / Realización de vestuario: Susana Arce y Melanie Stuardo / Diseño Visuales y Jefe Técnico: Pablo Mois / Diseño Sonido: Ricardo Insunza / Coreógrafo: Pablo Zamorano / Coach Vocal: Elvira López y Danae Smith / Maquillaje y Pelucas: Carla Casali / Fotografía: Ignacio Severín / Teaser: Alex Waghorn / Producción Ejecutiva: Alessandra Massardo / Asistente de Producción: Nicolás Vergara / Comunicaciones: Carolina Gutierrez y Catalina Billeke / Producción General: Cultura Capital.

Elenco: Antonia Santa María, Gabriel Cañas, Gabriel Urzúa, Mariela Mignot, Dayana Amigo, Montserrat Ballarin y Emilia Noguera.

Teatro Nescafé de las Artes (Manuel Montt casi con Providencia). Del 3 al 19 de agosto. Entradas entre $ 10.000 y $ 18.000 / más info en http://www.teatro-nescafe-delasartes.cl

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