Película «La larga noche de Francisco Sanctis»: Los años que vivimos en peligro.

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Por José Luis Arredondo A. //

En lo político la década del setenta fue fatal para nuestro continente, feroces dictaduras militares, avaladas por Estados Unidos y partidos de derecha, acabaron a sangre y fuego con muchas democracias, sembrando un terror que en algunos casos duró hasta entrados ya los años ochenta.

La oscura noche de la muerte llegó para Argentina el 24 de marzo de 1976, negro periodo que se extendió hasta 1983. Años en los que el miedo también se adueñó de gran parte de la vida de muchos de nosotros en Chile. Así como se adueñó de la de Francisco Sanctis, joven profesional y padre de familia que a pesar de tener un pasado, mas bien romántico, de hombre de izquierdas, ha preferido la seguridad y comodidad de una existencia al margen de la contingencia política en un típico barrio porteño de clase media. Corren los primeros años del gobierno de la junta militar presidida por Jorge Rafael Videla, y lo más seguro es refugiarse al interior del hogar, guardando los sueños y la utopía en una caja almacenada en un closet. La vida de Francisco transcurre quieta y rutinaria pero segura.

Quietud que se rompe abruptamente cuando una antigua amiga y compañera de ruta lo cita para encargarle una «misión», en nombre de los viejos ideales y militancias. La cita se lleva a cabo una noche, una noche que para él será larga, solitaria y sobretodo muy tensa, ya que debe enfrentar el dilema de seguir con su vida normal o cumplir con esa misión que sin duda implica poner en riesgo su seguridad, y de paso la de su familia.

«La larga noche de Francisco Sanctis» es una película que plantea con emoción y alta calidad artística un dilema ético de enorme significado en nuestra historia política y social como continente. El protagonista ve su existencia de un momento a otro atravesada por la opción de salvar la vida de dos personas, o tres si cuenta la suya, o seguir cobijado en el desentenderse de todo y cuidar solo de si mismo y su familia.

Filme dirigido a cuatro manos, que nos sumerge en una noche solitaria, oscura, tensa y llena de latentes peligros para retratar con agudeza la atmósfera de temor y desolación que se vivió en esos años.

El deambular de Francisco, trazando las posibilidades de llevar a cabo el pedido o derivarlo, es una peregrinación al fondo del horror que significaba vivir en el permanente temor y angustia. En ese sentido la película logra el acabado retrato de un periodo oscuro y tenso, la atmósfera de la noche vivida por el protagonista es opresiva e inquietante, llena de presencias que no se manifiestan abiertamente y revestida de una sensación de peligro inminente que inunda cada esquina. Es un deambular opresivo y angustiante y el guión lo manifiesta con claridad y pulcritud narrativa. Aquí, saber si Francisco logra cumplir con su cometido, es secundario, el eje del filme es el dilema ético que debe afrontar al tomar o no un compromiso que implica revisar sus ideales y valores, en ese aspecto la película logra su propósito al manifestarse como un lúcido retrato de la vida bajo un régimen de opresión y muerte.

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El filme está sustentado por una elocuente ambientación de época y dirección de fotografía, que logran transmitir, en su conjunto, la soledad de las calles y el temor a las sombras que rodean el periplo de Francisco como figura omnipresente, que eventualmente se ve rodeado  de otros personajes que con su presencia vienen a reafirmar el discurso de la historia, en el sentido de poner en el tapete las opciones que cada cual tomó en ese periodo, ya sea el compromiso, la traición o el desentenderse de la contingencia. Es una obra de atmósferas, silencios y estados de ánimo, de contenido dramatismo y excelente puesta en escena. Una ópera prima de altísimo nivel y enorme calidad fílmica en todos sus componentes.

Como raya para la suma destaco primordialmente dos cosas: lo primero, la factura artística de la película. Una historia potente y de gran factura técnica, actuada con notable solvencia por todo el conjunto, evidenciando una vez más el altísimo nivel del cine argentino que está llegando hoy en día a nuestras salas.

Y lo segundo, el que se se estrene en Chile, justo en un año electoral en el que la derecha política, la misma que instigó, avaló y sustentó una dictadura de similares características a la del filme, envalentonada por las encuestas, pretende volver a ser gobierno.

«La larga noche de Francisco Sanctis» es de esas obras fílmicas que revisan nuestra historia continental profunda, un periodo que no debemos olvidar y que es bueno las nuevas generaciones conozcan y asimilen, para que una noche larga y oscura como la que vive el protagonista de la película no se vuelva a repetir nunca mas.

«La larga noche de Francisco Sanctis» (Argentina 2016), una película escrita, producida y dirigida por Francisco Márquez y Andrea Testa, basada en el libro homónimo de Humberto Costantini. Dirección de Arte: Julieta Dolinsky. Dirección de fotografía: Federico Lastra. Montaje: Lorena Moriconi. Vestuario: Jam Monti.

Actúan: Diego Velázquez, Valeria Lois, Rafael Federman, Laura Paredes y Marcelo Subiotto.

Estreno en salas (Chile), el 27 de julio: Cineteca Nacional y Cine Radicales (Santiago); Cine Centenario (La Serena); Sala Camm (Puerto Montt); Teatro Condell (Valparaiso).

 

 

 

 

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