Entre los últimos montajes de la opera «Eugenio Onegin», de Tchaikovski, que he visto en dvd, el más interesante me parece uno del Covent Garden 2013, con Simon Keenlyside, Stoyanova, Breslik y Maximova. Dirige la escena Kasper Olten y conduce Robin Ticciati.
El hecho más atractivo es que hay dos Onegin y dos Tatiana en escena; el Onegin adulto observa al arrogante Onegin joven (mudo), sin poder modificar su conducta, el joven no ve al adulto, el adulto sí ve al joven.
Igual sucede con Tatiana, la joven (una bailarina) actúa como el personaje adolescente y la Tatiana adulta, ya desengañada y endurecida, observa como la joven va directo a la tragedia amorosa sin poder impedirlo. Un bello detalle es que, en un momento de la escena de la carta, la adulta pasa su mano por la cabeza de la joven mientras esta escribe, y su rostro refleja el dolor de saber como va a terminar todo.
Otro momento contundente ocurre en la gran escena del duelo. Lensky canta su aria y Oneguin, como si fuera un fantasma, le toma el hombro como a un amigo que se despide.
Este juego de dobles potencia la carga dramática de la ópera; vemos juntos el presente y el futuro con todo el significado trágico que tiene eso en esta obra.
La puesta en escena presenta un hábil uso de imágenes digitales en una pantalla de fondo y posee una escenografía y vestuario de depurado y estilizado realismo, con acento en un cromatismo muy pictórico.
Desde ya la recomiendo como gran versión.
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