Por José Luis Arredondo.
En el flamante escenario capitalino, dos personajes, Steph y Greg, desean volver a intentar vida en pareja, a pesar que ella ya tiene otra pareja y él acaba de iniciar una relación con Carly, la mejor amiga de Steph. Actúan Soledad Cruz, Benjamín Westfall y Moisés Angulo.
Los cuatro protagonistas de esta obra son adultos jóvenes, cautivos de esa fuerza elemental y primigenia que impulsa al ser humano a llevar a cabo una determinada acción con el objetivo de satisfacer una “tensión interna”, principalmente de tipo sexual. Lo que Freud, padre del psicoanálisis, bautizó hace más de 100 años como “pulsión”.
Esta obra del norteamericano Neil LaBute (también autor de “Restos”), titulada originalmente “Reasons to be happy”, y estrenada el 2013 en el Off Broadway, es un laberinto de pasiones en el que los personajes se encuentran y desencuentran buscando una salida, dominados por el ansia de hallar la satisfacción y felicidad en la unión, no siempre excluyente de un tercero, con la o el otro.
Son adultos jóvenes que viven bajo la flexibilidad de los cánones sexuales de la actualidad, que amplía los márgenes de lo que se entiende por pareja y juega con una variedad de posibilidades.
Son existencias que viven su sexualidad con una buena dosis de elasticidad y no temen afrontar temas como la separación o el aborto con más libertades que las generaciones precedentes.

La gran interrogante es si esta conducta y forma de moverse por la vida finalmente les hace dar con el objetivo. O si, por el contrario, los sumerge más bien en un mar de dudas, cavilaciones y falta de determinaciones que terminan por hacer naufragar sus planes.
Gran nivel actoral
La puesta en escena instala la acción en medio del escenario un container, en cuyo interior y exterior transcurren las escenas que se suceden a un ritmo por momentos frenético.
Este “dispositivo” (un claro elemento de distanciamiento y teatralidad), junto al uso del inglés y español en el texto, nos hace objetivizar los conflictos, en tanto que las actuaciones, jugadas al cien por cien, en una entrega llena de energía, nos involucra a nivel emocional con las pasiones desatadas en escena, con lo que se logra -en este “choque” de objetividad y subjetividad- un alto grado de tensión dramática.
El nivel actoral está entre lo mejor y más logrado de esta temporada. El Greg de Benjamín Westfall posee un nivel expresivo y de energía que atrapa, lo mismo que las disonancias, cómicas y dramáticas del Eric de Moisés Angulo. Por su parte el doble rol de Steph y Carly, asumidos por Soledad Cruz, resulta un despliegue histriónico de nivel superior, un torbellino actoral que cautiva por su calidad.

“Pulsión” es un trabajo jugado, singular, lúdico, que atrapa al espectador con la energía que despliega y captura en su esencia de ácida comedia dramática.
Es una verdadera inyección de teatralidad que, desde una mirada muy aguda, observa la manera en que actualmente vivimos nuestra sexualidad.
“Pulsión”, de Neil LaBute. Dirige Marcos Guzmán (Colectivo Sonámbulo). Diseño de escenografía: Marcos Guzmán y Francisca Márquez. Diseño de iluminación: Andrés Poirot. Elenco: Soledad Cruz, Benjamín Westfall y Moisés Angulo.
Hasta el 17 de diciembre de 2022 en Teatro Zoco. Avenida La Dehesa 1500 (frente al Portal). Entradas en Puntoticket.
Crédito Fotos: Daniel Corvillón.
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