Texto y fotos de Cristian Cristino.
En una iniciativa del conjunto Camerata dei Fiori, que une esfuerzos con la carrera de Interpretación Superior mención Canto de la Universidad Alberto Hurtado, se presenta en Santiago la ópera «Julio César en Egipto», de G. F. Haendel, en versión resumida y con entusiasta respuesta del público.
La actividad operística en Chile goza de buena salud, y pasada ya la obligada inactividad durante la pandemia, surgen diversas iniciativas que confirman el talento de las nuevas generaciones de intérpretes y la estupenda respuesta del público en cada una de las diversas expresiones del género en el país.
En este caso, comentamos la representación de selecciones de la ópera «Julio César en Egipto» (Giulio Cesare in Egitto), de Georg Friedrich Haendel, ofrecida en la parroquia Santuario Milagroso Niño Jesús de Praga (en la comuna de Independencia, en Santiago) durante este mes de agosto.
Arias representativas
El argumento de «Julio César en Egipto» está elaborado a partir de la campaña militar emprendida por el cónsul romano en ese país de Africa en el año 48 a. C. y se caracteriza por el entrecruce de amoríos, conflictos e intrigas palaciegas que suceden rápidamente, al ritmo de una partitura bella, inspirada y que permite mucho lucimiento a los cantantes.
La versión que ofrece la Camerata dei Fiori consiste en una selección de arias representativas de los personajes de la ópera, lo que es muy comprensible porque la duración original de esta obra mestra de Haendel llega a las cuatro horas.
Y si bien se extrañan algunos números muy conocidos (como la famosa aria de Cleopatra «V’adoro, pupille», brillante vehículo para sopranos como Montserrat Caballé, Beverly Sills y Natalie Dessay), esto no afecta la propuesta general del proyecto que comanda Cristhopher Osorio.
La estructura de las óperas barrocas consiste básicamente en una sucesión de arias a partir de un libreto, a menudo intrincado, en el estilo de la dramaturgia anterior al prolífico escritor Pietro Metastasio (autor original, por ejemplo, de «La clemencia de Tito», musicalizado numerosas veces durante el siglo XVIII, siendo la más famosa la versión de Mozart estrenada en 1791).

En esta producción, es la actriz Claudia Vergara quien se encargó de narrar la historia, que permite al público seguir la tupida trama del libreto original.
Talento joven e ingenio
El conjunto de cantantes, siempre presentes en la escena, cumplen con las expectativas vocales de la ocasión, y también exhibe un trabajo actoral comprometido, lanzados al juego teatral y al servicio de los requerimientos de la propuesta.
Pese a disponer de recursos escénicos limitados, se consiguen momentos de gran atractivo visual sobre la base de elementos sencillos como una cuerda o una tela. Tanto el vestuario como el maquillaje fueron vistosos y se destacaban dentro de lo despojado de la escena, supeditada a la belleza imponente de la iglesia.
Uno de los momentos más lúdicos del espectáculo es la coreografía realizada por Alex Santander en el rol del Nireo (aria «Chi perde un momento»), el intrigante sirviente de Cleopatra y Ptolomeo.

Llama la atención la cantidad de contratenores reunidos para este proyecto, lo que nos habla del emergente momento para de este tipo de repertorio en la escena chilena, por lo que esperamos que estas valiosas iniciativas se repitan y expandan.
Roles y destacados
En el elenco destacamos a la soprano Pamela Castro en el rol de Cleopatra (con la hermosa y lánguida aria «Piangeró la sorte mia»), de emisión pareja y dicción clara, que le facilita una buena proyección en un espacio acústico no del todo amable.
Resalta la sonora entrega del contratenor Cristhopher Osorio como Sesto (en la intesa «Svegliatevi nel core»), donde el cantante se muestra capaz de impactantes notas en los extremos del registro.
En el rol de Cordelia, Cecilia Aguayo («Priva son»), exhibe una voz de cálido color vocal y muy bien unificada en los diversos registros .
El conjunto instrumental Camerata dei Fiori es acaso el gran protagonista de la velada, y proporciona una interpretación vibrante y siempre modulada.
Patricio Álvarez, como director invitado, realiza un trabajo minucioso y atento tanto a los músicos como a los cantantes (que por disposición escénica estaban de espaldas a los instrumentistas).
«Julio César en Egipto» es una muy buena iniciativa que esperamos que se siga desarrollando y recorra espacios que no han sido habitados aun por este arte magnífico que es la ópera.
Ópera cumbre del Barroco
Pasados cinco años de la fundación de la Royal Academy of Music en Inglaterra, Georg F. Haendel seguía enfrascado en la competencia con el compositor italiano Giovanni Bononcini. Para responder al último éxito de su rival, el compositor alemán ofreció a la sociedad londinense su ópera «Julio Cesar en Egipto», estrenada en 1724, obra de cuatro horas de duración que tuvo una recepción clamorosa.
El libreto fue escrito por el secretario de la Academy, Nicola Francesco Haym. Luego de sus 13 representaciones en el King´s Theatre, se repitieron funciones de la ópera en 1725, 1730 y 1731 (con algunas modificaciones).
El éxito cruzó las fronteras y «Julio César en Egipto» fue una de las primeras óperas del período barroco que reapareció a comienzos del siglo XX. En los últimos años, esta grandiosa obra ha cobrado particular relevancia a partir de icónicos montajes, como el que realizó el Festival de Glyndebourne en 2005, dirigido por David McVicar y conducido por William Christie, y que posteriormente fue presentado en el MET de Nueva York.
«Julio César en Egipto» (Giulio Cesare in Egitto), de Georg Friedrich Haendel.
Adaptación del libreto original: Catalina Belmar. Narradora: Claudia Vergara.
Giulio Cesare: Víctor Muñoz. Cleopatra: Pamela Castro. Cornelia: Cecilia Aguayo. Sesto: Cristhopher Osorio. Ptolomeo: Pablo Méndez. Aquilla: Alfredo Lucero. Nireno: Alex Santander. Grupo Camerata dei Fiori.
Director invitado: Patricio Álvarez. Violines: Martín Mancilla, concertino, Bárbara Nuñez, Pablo Campos, Javiera Pozo y David Buchuk. Violas: Sebastián López y Diego Romero. Violoncellos: Belén Ramos y Rodrigo García. Contrabajo: Pablo Seguel. Oboes barrocos/ Flautas barrocas: David Pérez y Ángela Espinoza. Guitarra barroca: Miguel Hervias. Clavecín: Diego Peña.
Maquillaje: Fabián Bello. Asesoría escénica: Gonzalo Cuadra. Director audiovisual: Samuel Muñoz.Dirección General: Cristhopher Osorio.
Carrera de Interpretación Superior mención Canto del Instituto de Música UAH.
Funciones en la Parroquia Santuario Milagroso Niño Jesús de Praga, Santiago de Chile. 11 y 12 de agosto de 2023.
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