Un Teatro Biobio colmado de público aplaudió triunfal producción de “Cavalleria Rusticana” y “Pagliacci”

Por José Luis Arredondo.

En el espectáculo que cierra la edición 2022 del Chile Ópera Festival, el Teatro Biobio, en colaboración con la Corporación Cultural U. de Concepción, se ofrece una notable puesta en escena de estas dos apasionadas óperas italianas. Esta producción es un verdadero hito musical, no solo en la región sino a nivel nacional, y se convierte en lo mejor de la ópera en Chile en 2022.

Con todas las butacas del Teatro ocupadas y esa atmósfera expectante que crea el sonido de la orquesta afinando sus instrumentos, comenzaron ayer 15 de diciembre de 2022 en el Teatro BioBio las funciones de estas dos óperas compuestas a fines del siglo XIX y hermanadas por la tradición y el estilo realista y dramático que las inunda de principio a fin.

El breve silencio tras el aplauso que marca la aparición del director orquestal se rompe con los primeros acordes de “Cavalleria Rusticana”, ópera del compositor Pietro Mascagni, mientras vemos en escena a los habitantes de una aldea siciliana entrando a la iglesia para celebrar la misa de Pascua de Resurrección.

De ahí en adelante todo son lágrimas, pasiones y sangre. Santuzza siente que su amado Turiddu se aleja de ella, debido a la seducción que ejerce sobre él la voluptuosa Lola, quien ahora está casada. En un arrebato de celos, Santuzza advierte al marido de Lola, el violento Alfio, que su esposa le es infiel. El enfrentamiento entre los dos hombres se vuelve entonces inevitable y la hora de la tragedia llega, para dejar un reguero de víctimas que van desde la despechada Santuzza y Turiddu hasta su abnegada madre, Mamma Lucía.

Compacto conjunto de excelencia vocal

La Santuzza de la soprano italiana Claire Nesti da todo lo que uno puede esperar del rol. Desde el inicio Nesti deslumbra con un sentido trágico, tanto vocal como histriónico. Ella maneja con acierto el desborde pasional de esta mujer abandonada y desgarrada por el amor y los celos. Su voz de enorme consistencia y volumen le permite pasearse con comodidad por agudos brillantes y sonoros y graves contundentes que ponen en evidencia su amplio registro.

El tenor italiano Davide Piaggio ofrece un gran Turiddu, sobre todo en lo vocal. Piaggio da muestras de un sólido manejo del papel y sus exigencias, las que cumple a cabalidad gracias a su rico y abundante material vocal. La suya es una entrega atractiva que se enriquecería mucho más si ganara más soltura escénica a nivel teatral.

No se queda atrás el Alfio del barítono brasileño Rodolfo Giugliani, en una interpretación de acentuada rudeza y violencia. Alfio es un hombre de emociones e instintos primitivos, y Giugliani lo convierte en una fuerza de la naturaleza devastadora, apoyado en una voz de gran potencia que llena la sala penquista.

La mezzo chilena Gloria Rojas, en el rol de Lola, y el tenor italiano Davide Piaggio, como Turiddu, en una escena de la ópera «Cavalleria rusticana», en Concepción.

Con mucha solvencia se desenvuelve la Mamma Lucia de la mezzosoprano chilena Claudia Lepe, a quien ya aquilatamos en este rol hace años en el Municipal de Santiago. Evidente sentido de lo dramático y teatral, sólidos recursos vocales y escénicos, economía de gestos y cierta dureza y templanza, hacen de su Mamma un personaje esencialmente trágico.

Completa un cuadro de excelencia la voluptuosa y displicente Lola de la mezzosoprano chilena Gloria Rojas. Ella posee una voz redonda, de firme cuerda y enorme consistencia, sustentada en una gran seguridad escénica.

Así en la vida como en el teatro

Tras un breve intermedio de 15 minutos, entramos nuevamente en la sala, ahora para asistir a otra tragedia tan popular como la anterior. Se trata de “Los Payasos”, «I Pagliacci», del compositor Ruggiero Leoncavallo. Esa misma ópera que todos conocemos por su lacerante aria «Vesti la giubba», donde el tenor canta la frase “Ridi, pagliaccio!!”.

En esta ópera, una compañía teatral ambulante se ve enfrentada a un conflicto de venganza por amor y deseo que desemboca en tragedia, tal como en la “Cavalleria…” de Mascagni.

Nedda está casada con Canio, que es el payaso principal y director de la compañía. Ella es menor que él y casi su hija adoptiva. Tonio, otro integrante del grupo, la ama y desea con fervor, pero es desdeñado por Nedda debido a su apariencia física.

A quien de verdad ama Nedda es a Silvio, un galán que quiere y se deja querer. Al igual que en “Otello”, Tonio, como un Yago rural, provoca los celos de Canio para vengarse del desprecio de Nedda, lo que conduce a un desenlace mortal.

El tenor Davide Piaggio, esta vez en el rol de Canio, saca a relucir todo su potencial, ya en buena parte exhibido en la primera parte del programa. Aquí su voz crece en potencia y brillo para llenar la escena con el desgarro del marido engañado.

Lo mismo sucede con el Tonio de Rodolfo Giugliani, que vuelve sobre sus pasos como lo hizo con el carretero Alfio, esta vez con todo su caudal y contundente sonoridad.

Excelente es la Nedda de la joven soprano italiana Marta Mari. Empoderada a fondo de la sensualidad de la joven, hace gala de una voz limpia, fresca, pulida, de gran brillo y volumen y con recursos que demandan desde coloratura hasta agudos firmes, y una zona media de robusta firmeza.

Notable resulta el Silvio del barítono chileno Ramiro Maturana, quien saca brillo y relieve a un rol que en manos no tan expertas puede incluso pasar a segundo plano. Aquí Maturana se luce en su escena de amor con Nedda, y demuestra la solidez musical y actoral que ha alcanzado, con una emisión cada vez más sólida y de notable dicción.

El barítono chileno Ramiro Maturana (Silvio) y la soprano italiana Marta Mari (Nedda) en el célebre dúo de la ópera «I Pagliacci».

Completa este destacado elenco un solvente y lúdico Beppe, a cargo del tenor penquista Leonardo Navarro.

Orquesta UdeC y batuta como bases fundamentales del éxito

Los méritos y logros descritos con anterioridad no serían posibles sin la formidable labor de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Concepción, bajo la batuta del maestro italiano Lorenzo Tazzieri.

Su sonoridad contundente y expansiva sirve de expresiva base a sendas tragedias, como si el torbellino de emociones pasara por los instrumentos y se proyectara hacia los personajes y el público. No queda duda del manejo y conocimiento del repertorio por parte de Tazzieri. Deslumbran los vientos y la percusión, y morigeran las cuerdas (notable trabajo del arpa), con un conmovedor sentido de lo lírico.

Por su parte, el maestro Eduardo Díaz se prodiga y sale airoso en el manejo del extremadamente numeroso Coro UdeC y Coro IDAM, más el conjunto vocal de niños del Colegio Manquimávida.

Correcta es la dirección escénica de Marco Voleri, en la cual destaca la idea de un espectáculo coral, con buen manejo de las masas y sentido de la escena, para que la atención vaya más allá del público esencialmente operático.

Muy acertada iluminación de Ramón López para destacar los momentos solistas y de grupo; consigue mucho dramatismo con unos efectos de cenital sobre los protagonistas bajo circunstancias de tensión y dolor.

Estamos así ante un espectáculo redondo, de enorme calidad musical y de emocionante llegada al público, que lo convierte a mi juicio -por todos y cada uno de los componentes mencionados, en especial a nivel de solistas y orquesta- en el logro operático más valioso de esta temporada 2022 en Chile.

La dos últimas funciones están fijadas para este sábado 17 de diciembre a las 20 horas y para el domingo 18 a las 17 horas en el Teatro Regional del Biobio. La duración aproximada del espectáculo es de 2 horas y 50 minutos.

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