Ópera «La Valquiria» en formato familiar ofrece un Wagner dinámico y de calidad musical

Por José Luis Arredondo.

El montaje del Teatro Municipal de Santiago, diseñado para el ciclo «Pequeño Municipal», llega a todo público, especialmente niños y niñas, gracias a su síntesis, colorido y acertado elenco de cantantes nacionales.

Sieglinde y Sigmund son dos hermanos mellizos de la raza de los Velsungos e hijos del dios Wotan, que fueron separados poco después de nacer. Crecen prácticamente sin conocerse y al inicio de «La Valquiria» (primera jornada de la colosal saga operática «El anillo del nibelungo», tras el prólogo «El oro del Rhin»), ya son adultos.

Cuando se encuentran frente a frente, no saben de su unión sanguínea, pero el parecido y una poderosa sensación de pertenencia los hace enamorarse y huir juntos (Sieglinde fue casada a la fuerza con Hunding y la huida la libra de él).

Cuando avanza la historia, Wotan se encuentra con su hija preferida, Brunhilde, la Valquiria. Presionado por Fricka para que castigue la unión incestuosa de Sieglinde y Sigmund, Wotan ordena a su hija ir tras los prófugos y dar muerte a Sigmund.

Cuando los encuentra, conmovida por el profundo amor que ve en la pareja, Brunhilde desobedece la orden de su padre y propicia la huida de Sigmund y, poco después, de Sieglinda.

Wotan se enfurece al verse desobedecido, despoja a la Valquiria de su inmortalidad y la sume en un sueño profundo y atemporal, en la cima de una montaña rodeada de un anillo de fuego, que solo podrá traspasar para liberarla aquel héroe que no conozca el miedo. Más adelante, en «Sigfired» -la siguiente ópera de la saga- veremos que éste será Sigfrido, el hijo de Sieglinde y Sigmund.

Siegliende (Paulina González), Sigmund (Rony Ancavil) y Hunding (Pedro Alarcón).

La adaptación

Condensar los 240 minutos de música que dura esta ópera (dependiendo de la dirección musical, ya que hay algunas que duran algo menos) en solo una hora, es una tarea tan titánica como la obra misma. Por eso resulta un logro la versión que ofrece el «Pequeño Municipal», que ofrece una síntesis argumental y musical que resume la obra sin perder del todo su riqueza musical y teatral.

Es una versión articulada desde lo lúdico, para disfrute de niñas, niños y adultos que se acercan muy probablemente por primera vez a ella, y trabajada en un tono de cuento infantil al estilo de «Érase una vez…», que se acopla bien a la naturaleza mítica y legendaria de la historia y los personajes.

Hay un eficaz ensamble narrativo-musical, que suple los vacíos argumentales, y la dirección escénica de Fabiola Matte imprime relativa dinámica a la acción, que musicalmente corresponde al acertado arreglo de Zilvinas Smalys.

El diseño y la animación de Sebastián Escalona es llamativo y captura la atención por su colorido, en especial al comienzo mismo de la función; al igual que el trabajo de soporte visual a cargo de Patricio Bravo y la iluminación de Ricardo Castro.

Elenco nacional

Encomiable resulta la labor del elenco, completamente chileno, que debe afrontar roles de una brutal exigencia vocal y dramática, más aún en un país donde la música de Wagner destaca por su infrecuencia.

La soprano Francisca Cristopulos entrega una Brunhilde apasionada y vehemente, afirmada en un gran caudal y notable volumen, dos exigencias excluyentes para abordar este rol de buena forma, aunque en esta adaptación se extraña una mayor participación de su parte en lo musical y en lo escénico.

Brunhilde (Francisca Cristopulos) y Wotan (Francisco Salgado), en la escena final de la ópera.

El Wotan de Francisco Salgado tiene la estatura vocal y escénica requerida por el papel, y al oírlo uno percibe que podría cantar el rol completo.

Lo mismo sucede con la Sieglinde que interpreta la soprano Paulina González, uno de los puntos altos de la versión por la calidad musical de su entrega, quien, junto al Sigmund del tenor Rony Ancavil, articulan una pareja afiatada que logra sortear las dificultades de dos tremendos papeles.

No se queda rezagado el violento Hunding de Pedro Alarcón y las Valquirias que -en la escena más célebre de esta ópera- interpretan Virginia Barrios, Camila Gallardo y Gloria Rojas, tres potentes voces nacionales con suficiente material y recursos para afrontar estos roles. Y es un aporte la labor de Nibaldo Maturana, como un nibelungo Mime que al inicio de la representación entrega un relato que da el contexto, fundamento e historial necesario.

Fundamental resulta la excelente entrega de la Orquesta (reducida) Filarmónica de Santiago a cargo del maestro Pedro-Pablo Prudencio, puntal esencial de la versión, ya que con los recursos que hay a la mano transmite la monumentalidad de la música en todo su esplendor.

Este montaje del «Pequeño Municipal» viene a saldar un par de cuentas, aunque sea solo en parte dada la magnitud del desafío. Primero, permite al público asistir, de modo reducido y no obstante valioso, a una obra esencial de la producción wagneriana; y trae de vuelta al Municipal de Santiago, como un atisbo que se agradece, la monumental saga «El anillo del nibelungo», gigantesco fresco operático de mitología nórdica, germana y escandinava, representado en forma completa por única vez en este escenario durante la década de 1990.

Fotos: Patricio Melo.

«La Valquiria», de Richard Wagner. «Pequeño Municipal». Funciones hasta el 15 de octubre de 2022. Información de horarios y precios en www.municipal.cl

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