
Por José Luis Arredondo.
Como ya es habitual, la compañía La Dramática Nacional («Chañarcillo», «La canción rota», Almas perdidas»), va en rescate de nuestro teatro de contenido más social. Aquí se la juega por una versión que pone el acento en la recreación de las costumbres, tradiciones y música del archipiélago, sin obviar los aspectos más políticos de la pieza.
No se puede hablar de «Chiloé, cielos cubiertos» (estrenada originalmente en 1972) sin referir a su autora, una de las más importantes y poco conocidas dramaturgas chilenas. María Asunción Requena nació en Argentina en 1915, pero vivió toda su primera infancia en Punta Arenas -fue desde siempre una mujer del sur- y tras vivir en España volvió a nuestro territorio austral para terminar la escuela.
Estudió odontología y a la vez desarrolló su vena literaria con un fuerte sentido social. Requena forma parte de la afamada generación del 50 y en su producción teatral deja notar una ferviente voluntad en visibilizar las tradiciones populares y luchas sociales de los sectores más postergados y desposeídos. Este aspecto inequívoco de sus obras hizo que la dictadura de Pinochet la catalogara de «marxista», lo que la obligó a salir de Chile y morir en el exilio en 1986.
En «Chiloé, cielos cubiertos», su obra más conocida junto con «Fuerte Bulnes» (1955), la autora nos sumerge en la cultura más profunda de la isla, esa de la rica mitología y las tradiciones folclóricas, y las despliega en una historia de potente sentido social y político.
Enamorada de un fantasma
En Curaco de Vélez, pequeño puerto de la isla de Quinchao, no hay trabajo y las condiciones de aislamiento empeoran la situación. Estamos en 1972, y el Estado chileno ha comprometido un puente que una la isla con el continente, junto a recursos para reactivar la pesca artesanal de la zona y de su producto estrella, el choro zapato.
La mayoría de los hombres no puede esperar y se van hacia la Patagonia chilena o argentina en busca de sustento. Las mujeres quedan solas a la espera algún dinero que ellos le enviarán, siempre con el temor que tal vez muchos no vuelvan.
En este contexto, Rosario ama al «joven naufragante», que no es otro que el capitán del Caleuche (el barco fantasma de la mitología chilota), en una pasión surreal que la aleja de un isleño (Alvarado) que la desea y pretende en matrimonio.
En esta tensión entre realidad y fantasía, la joven se entrega forzadamente en matrimonio al pretendiente, con evidente e incierto futuro en la relación (que en este aspecto denota cierta influencia del conflicto planteado por García Lorca en su «Bodas de Sangre»). Mientras, la comunidad lucha por concitar la atención de las autoridades del poder central, para no tener que abandonar su tierra, raíces y tradiciones en busca de un mejor porvenir.
Versión de acento musical, político y social
Como ya es habitual, la compañía La Dramática Nacional (realizadora de montajes de «Chañarcillo», «La canción rota», «Almas perdidas») va en rescate de nuestro teatro más social. Aquí se la juega por una versión que pone el acento en recrear las costumbres, tradiciones y música del archipiélago, sin obviar los aspectos más políticos de la pieza.
Es un cometido que se logra, en una puesta en escena en que por cierto están muy presente el folclor chilote, así como los debates y discusiones de los personajes en torno a las carencias provocadas por el abandono de parte del poder político radicado con excluyente centralismo en Santiago.
El elenco, que supera la veintena de intérpretes (toda una proeza de producción en estos tiempos) se desenvuelve con propiedad y logros en lo actoral y lo concerniente al canto, ejecución instrumental y bailes.

Es una puesta en escena fresca, dinámica, vital y enérgica, con fuerte apoyo audiovisual y una escenografía que, con pocos elementos, se diversifica en distintos ambientes. La utilización de elementos concretos, como hierbas aromáticas e incienso, nos hacen vivir como público una experiencia que involucra casi todos nuestros sentidos, no solo la visión y el oído.
Este montaje de «Chiloé, cielos cubiertos» es un trabajo realizado con profesionalismo, dedicación, cariño y compromiso, que rescata un texto fundamental de nuestro teatro y una dramaturga referencial y muy postergada en nuestra escena. Y que nos permite aquilatar la gran riqueza mitológica, tradicional y musical de una tierra y unos hombres y mujeres históricamente postergados. Es un estreno que, en pleno 2022, justifica y hace mérito al nombre de Teatro Nacional Chileno.
Ficha artística
- Compañía: La Dramática Nacional. Dramaturgia: María Asunción Requena.
- Dirección: Nelda Muray Prado, Carola Rebolledo y Carolina Araya.
- Edición y Adaptación: Nelda Muray Prado. Dirección Audiovisual: Erwin Scheel. Dirección Musical: Nicolás Rodríguez.
- Composición Musical: Nicolás Rodríguez y Francisco Cuevas. Letras: Francisco Cuevas y Nelda Muray Prado. Diseño de Escenografía: Francisca Román Toro. Diseño de Vestuario: Camilo Saavedra. Diseño de Iluminación: Fernanda Balcells. Efectos y edición de sonido: Daniel Vargas. Sonidista: Simón López.
- Elenco: Hugo Medina, Jorge Rodríguez, Braulio Martínez, Roberto Vallejos, César Ramírez, Carmen Demarta, Carola Rebolledo, Carolina Araya, Nelda Muray Prado, Jaime Ahumada, Emilia Cadenasso, Bruno Chelsi, Daniel Contesse, Francisco Cuevas, Khaled Darwich, Leonardo De Luca, Camilo Leiva, David Gajardo, Laura Hernández, Javier Carrasco, Alejandra Pérez, Alex Riffo, Pablo San Martín.
- Maestro de Historia Social: Gabriel Salazar. Maestro de Folclore: Osvaldo Cádiz. Profesores de Baile: Laura Hernández y Carlos Liberona. Jefa de Tramoya: Carmen Demarta. Transporte: Jorge Morales. Gráfica y Fotografías: Sumiko Muray Prado. Producción General: Greta Astorga Jorquera. Prensa: Deisy Torres.
Duración: 1 hora 40 minutos.
Teatro Nacional Chileno. Sala Antonio Varas (Morandé 25, a media cuadra de Alameda. Metros La Moneda y Universidad de Chile).
Funciones hasta el 27 de agosto de 2022, a las 20 horas, de miércoles a sábado. Más información en https://tnch.uchile.cl/
Nuevas funciones: 8 – 9 y 10 de diciembre en el Teatro Novedades (Cueto 257. Barrio Yungay). Entradas a 7 mil, 5 mil y 3 mil pesos en reservas.teatroencasa@gmail.com
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