
Por José Luis Arredondo.
Esta temporada 2022 ha estado marcada por los Réquiem en el Municipal de Santiago. Primero fueron los de Verdi y Mozart, y ahora se suma una contundente entrega del compuesto por Johannes Brahms. Es una versión que da amplia cuenta de la solemnidad e intensidad de una obra impregnada de fe, humanismo y la esperanza en una existencia más allá de este mundo.
A primera escucha, el «Réquiem Alemán”, estrenado por Johannes Brahms (1833-1897) en 1869, puede resultar un tanto atípico. Habituados a una forma musical que se conduele y lamenta por la partida de un ser humano, y que centra el dolor como motivo, esta obra se presenta incluso optimista.
Más que trazar musicalmente la angustia y el desgarro que nos provoca la muerte, como el de Mozart, o impactarnos con la palabra de Dios en una dimensión casi teatral, como el de Verdi, el de Brahms nos habla de fe y optimismo, con la mirada puesta en una vida plena más allá de la terrenal.
La obra no esquiva por cierto los textos bíblicos y su poderosa poesía, ni oblitera las claras alusiones al infierno y las almas en pena; más bien, ancla su inspiración en una fe absoluta en el paraíso que espera a los hombres y mujeres de buena voluntad y recta existencia. Se trata de una obra religiosa en el profundo sentido de re-ligar al ser humano con el Creador como un padre con sus criaturas.
Es también un Réquiem que nos habla a nosotros, los vivos, más que a la muerte, sin amenazas de llamas eternas ni suplicios “infernales”, sino con la promesa y la esperanza de una existencia plena y dichosa en el otro mundo.
Gran labor de todo el conjunto
La partida de este concierto en el Teatro Municipal de Santiago corre por cuenta del compositor de origen estonio Arvo Pärt (1935) y su “Cantus en memoria de Benjamin Britten” (recordemos que Britten es uno de los músicos ingleses claves del siglo XX, junto a Edward Elgar y Ralph Vaughan Williams). Este Cantus es una pieza breve y profundamente solemne, un verdadero adagio, principalmente para cuerdas, un tanto marcial por momentos, que prepara el ánimo y la atmósfera para lo que vendrá. Una muy acertada elección en razón del programa.
Tras esta pieza y breves segundos de espera entramos de lleno a la monumental obra de Brahms. La dirección del maestro Pedro-Pablo Prudencio apunta a una vibrante y enérgica solemnidad. El Coro, que tiene una muy extensa participación, tanto que muchas veces se habla de esta obra como el Réquiem-Oratorio o el Réquiem-Cantata, conducido al pie y al detalle por Prudencio, nos lleva sin pausa por toda la grandiosa exaltación que la caracteriza.
Esta es una performance que instala al Coro al altísimo nivel y logrado despliegue que marcó su participación en el Réquiem de Verdi, en marzo de este año, al inicio de la temporada.
No resulta menos sobresaliente la intervención de los solistas, dos jóvenes y ya consolidadas voces chilenas que acometen sus partes con evidente seguridad, solidez musical y fuerza expresiva.
El barítono Ramiro Maturana, radicado hace ya algunos años en Europa, aporta intensidad y energía interpretativa, y construye una entrega de calidad con fervor y pasión.

La delicadeza y lirismo corre por cuenta de la soprano Vanessa Rojas, dueña de un hermoso timbre y sensible expresividad, que nos transmite la esencia más lírica de la obra. Ambos solistas logran un sólido ensamble y ajustada química, complemento que sin duda es uno de los puntales y logros de este concierto.
Este es un “Réquiem Alemán” en plenitud de su riqueza musical y conceptual. Solemne, enérgico y vibrante; un canto de fe y optimismo, una alabanza a Dios y también a la humanidad, en la esperanza de un luminoso encuentro que supera la muerte.
“Un Réquiem Alemán”, de Johannes Brahms. Orquesta Filarmónica de Santiago y Coro del Municipal de Santiago bajo la dirección de Jorge Klastornick. Solistas: Vanessa Rojas (soprano) y Ramiro Maturana (barítono). Dirección general: Pedro-Pablo Prudencio.
Funciones hasta el 11 de junio de 2022 en el Teatro Municipal de Santiago http://municipal.cl
Don José Luis: mis saludos fraternos para usted, sigo con mucha atención sus acertados comentarios y felicito el criterio que usted aplica, documentado, con asertos descriptivos de técnica vocal y por cierto, de aspectos musicales, lo que me recuerda a don Federico Heinlein, sin lugar a dudas una eminencia en sus postulados.- Le reitero mis felicitaciones y mis saludos fraternos y ojalá algún día usted pueda dar algunas conferencias en el Teatro Municipal como antecedentes previos a una ópera o sinfonía-coral como la que usted acaba de analizar.-
Gracias 😊 Eduardo por sus generosas palabras. Mi intención es la de un espectador atento y comprometido con el arte, que quiere compartir una experiencia. En todo caso no un crítico en el sentido tradicional del término. Por otro lado lo que plantea al final excede mis capacidades. Y gracias por la comparación con don Federico, probablemente el mejor crítico de música docta que ha tenido Chile. Recordar que también fue compositor. Saludos
Gracias por sus elogiosas palabras Eduardo. Don Federico fue sin duda el mejor crítico musical que hubo en Chile, yo solo soy un espectador que quiere compartir una experiencia, que a veces es buena y otras no tanto. Sobre su sugerencia final es algo que excede mis capacidades, pero le agradezco la confianza. Saludos !