Por José Luis Arredondo.
Hace tiempo que el poder político dejó de ser un asunto serio, y lo peor es que los problemas siguen siendo graves y no un tema de risa, pero las conductas de la clase dirigente se prestan a cada rato para hacer mofa de ellas, debido a lo absurdas y hasta cómicas que resultan muchas veces.
En la obra «El Presidente», de Thomas Bernhard (1931 – 1989), actualmente en cartelera en el Teatro Nacional Chileno (Sala Antonio Varas), el primer mandatario y su esposa han resultado ilesos luego de un atentado en su contra, sin embargo murieron su mascota (el perro de la primera dama) y un coronel de ejército (escolta del presidente). De vuelta en el Palacio Presidencial, y aún con el temor a flor de piel, se refugian entre las columnas del edificio y su corte de sirvientes y ayudantes. Lo peor es que se especula que el autor del atentado es el propio hijo de la pareja presidencial, lo que agrega la sensación de inseguridad ya que sienten que el peligro acecha desde dentro de la misma familia.
Sirviéndose de esta historia de tintes distorsionados, Bernhard entrega un cómico, ácido y lúcido retrato de la banalidad del poder ejercido como tal sin el propósito de llevar bienestar a la población. Tanto el primer mandatario como su esposa viven en mundos separados y paralelos, absolutamente ajenos a lo que los rodea, preocupados únicamente de sí mismos y con el miedo constante a una supuesta revolución anarquista que se desarrolla fuera de palacio.
Un humor negro y corrosivo envuelve una pieza que es delirio de principio a fin, tanto en su verborrea imparable como en la crispada forma de relacionarse que tienen los personajes entre sí.
La puesta en escena tiene variados méritos, partiendo por el ritmo febril que le impone la dirección de Omar Morán, seguida por el grupo de actuaciones que dan cuenta del delirio y la distorsión imperante, en un frenesí muy bien internalizado por todos los intérpretes. Ayuda a crear atmósfera una banda sonora que produce una sensación exasperante y surreal, como evidencia de un mundo (sistema) fracturado y en evidente crisis. Se suma un muy buen diseño de iluminación y vestuario en esta enervante y lúdica propuesta.
«El Presidente» es una obra aguda, corrosiva, que pone en evidencia un «estado de las cosas» que se nos revela tal cual desde los noticieros de cada día, no pretende ser un retrato de nuestra política contingente, pero el guante le calza a nuestra realidad como si fuera hecho para nosotros. Por lo que no es raro pensar «así estamos», como país, como continente, al finalizar la función.
Dramaturgia: Thomas Bernhard / Dirección: Omar Moran / Asistente de dirección: Felipe Zepeda / Música: Gepe / Escenografía e iluminación: Rocío Hernández / Vestuario: Elizabeth Pérez / Asesoría de peinados: Franklin Sepúlveda.
Elenco: Catalina Saavedra, Guilherme Sepúlveda, Carolina Jullian, Daniela Castillo, Gabriela Basauri, Octavio Navarrete, Astrid Roldán / Juan José Acuña.
Teatro Antonio Varas (Morandé casi con Alameda). Hasta el 29 de septiembre. Jueves a sábado a las 20 hrs. Entradas entre $ 4.000.- y $ 7.000.- Jueves popular $ 3.500.-