El Banch repotencia toda la belleza y emoción del ballet clásico «Giselle» en una moderna versión

Por José Luis Arredondo. //

A sala llena y con todas las expectativas cumplidas el Ballet Nacional Chileno dió por iniciada su temporada 2018 el pasado sábado 21 de abril en el Teatro Universidad de Chile.

Había expectación ya que el desafío es mayor, poner en escena una versión contemporánea del llamado «madre de los ballets» como es conocido «Giselle» (estrenado en 1841), un titulo referencial de la danza clásica, con música de Adolphe Adam (1803 – 1853) y que desde sus comienzos goza de la absoluta preferencia del público.

«Giselle» contiene en sí todos los elementos de una gran y trágica historia de amor. Una joven y bella aldeana, amada por un joven de su aldea llamado Hilarión, que se enamora de un noble (Albrecht) que le miente amor, al enterarse del engaño enloquece y muere. Ya convertida en una Willi (espíritus de doncellas que por las noches se vengan de los hombres que traicionan amores), por amor a él, logra librar de la venganza de esos espíritus al hombre que la engañó, una prueba de su amor incondicional que va más allá de la muerte.

La versión que pone en escena el Banch, con coreografía de su director Mathieu Ghilhaumon, conserva intacto el espíritu Romántico de la obra y la dota de una mirada muy aguda y moderna, que nos permite repotenciar nuestra percepción de esta bellísima obra. La coreografía sigue al pie de la letra la historia, y sin apartarse de la emotividad y aire de leyenda del original, da una vuelta de tuerca ahondando en la sicología de los personajes y dotándolos de esa expresividad más enérgica que caracteriza la danza contemporánea.

Por su parte la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile, conducida por el maestro François López-Ferrer, fue pilar fundamental en el éxito de esta versión. La música de Adam dibuja y marca con total precisión los movimientos coreográficos, y Ghilhaumon sigue al pie esta condición, a pesar del cambio de eje que propone su mirada. Entre ambos (cuerpo de baile y orquesta), se logra un perfecto ensamble que impregna de expresividad la obra como un todo musical y escénico.

Aquí Giselle y los otros aldeanos son un grupo de vitales jóvenes que viven y se mueven de acuerdo a su edad, y la ingravidez y elevación de movimientos que propone el ballet clásico está muy bien reemplazada por las claves de la danza contemporánea que tiende a llevar los cuerpos hacia tierra, sin perder un ápice la belleza y delicadeza del original.

Incluso Ghilhaumon se permite un guiño al ballet clásico instalando un telón pintado de fondo, pero con una clara intención de que es un recurso teatral que no busca ser apariencia de realidad sino un símbolo escénico.

Los solistas y el cuerpo de baile responden a la propuesta con un entendimiento y compromiso total. La Giselle de Vanessa Turelli combina a la perfección su carácter de joven alegre y enamorada, con el de la mujer que transita hacia la locura y la muerte. El noble traidor Albrecht y el aldeano enamorado de Giselle, Hilarión, asumen sus roles con actitud, energía y un despliegue físico que no da tregua. Misma cosa Marine García (Myrtha, la reina de las Willis), que impone su condición de figura principal de la compañía.

Un trabajo que ya en el intermedio se vio reconocido por un cerrado aplauso del público, entre el cual se encontraban varios miembros del Ballet de Santiago, compañía habituada a bailar la versión clásica original de esta pieza, que aplaudieron entusiastas el trabajo de sus colegas, en un claro gesto de reconocimiento a la calidad de la propuesta.

Brillante inicio de temporada a mi juicio, y valioso sobretodo porque demuestra que se puede ser fiel al espíritu de una obra y al mismo tiempo traerla a un lenguaje propio de nuestra época, demostrando que la principal virtud de un clásico es su condición de atemporalidad y vigencia en todo tiempo y latitud.

«Giselle», versión de Mathieu Ghilhaumon en colaboración con Millaray Lobos. Escenografía de Andrés Poirot. Iluminación de Andrés Poirot y Karl Heinz Sateler. Vestuario de Carolina Vergara.

Con la participación de la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile dirigida por François López-Ferrer.

Teatro Universidad de Chile (Plaza Baquedano). Del 21 de abril al 5 de mayo a las 20 hrs. Más info en http://www.ceacuchile.com

Fotos: Patricio Melo

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