El desmontaje de los Pereira: Una familia de locos se toma el teatro en Matucana 100

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Por Jose Luis Arredondo A. //

Ya es algo natural para nuestra fauna política, o en general gran parte de ella, que más que estar preocupados de presentar un programa de gobierno que recoja las demandas del electorado, estén ocupados en aparecer ante los votantes como ciudadanos ejemplares, bajo el prisma de lo que los sectores más conservadores llaman «la base de la sociedad», esto es, la familia.

Por eso Juan Pereira, candidato a alcalde por la comuna de Macul, entra en pánico cuando se entera que la prensa va a visitar su hogar familiar, hogar del que el salió hace años, ya que los Pereira son todo menos una familia que calce en los estándares de lo que comúnmente podemos entender por «normal».

«El desmontaje de los Pereira» es una muy negra comedia sobre el nivel de disfunción y distorsión en el que está sumergida gran parte de lo que llamamos nuestra clase media, también conocida como «aspiracional» en los últimos tiempos. Todos sus integrantes son prácticamente una caricatura exacerbada de un grupo humano que ha hecho de la televisión, la publicidad, las apariencias, la violencia, el consumo y la chatarra en contenidos con que nos bombardean a diario los medios de comunicación masivos, su principal alimento. Y como se dice habitualmente, uno es lo que come.

Por eso cuando finalmente un periodista (Alvaro Valdebenito)entra en la casa de Juan Pereira (Mario Ocampo), la obra entra, a velocidad de vértigo, en el nítido retrato de una familia que resume, en una loca jornada, toda la locura que impera en su seno.

La weli (Ana Reeves), no se mueve de su silla de ruedas, aunque nada indica que realmente no lo pueda hacer. Solange (Katyna Huberman), es una madre hiper sexualizada cuyo único fin es verse lo mejor posible y coquetear con quien se cruce en su camino. Jack (Jose Antonio Raffo), es un actor mediocre, que no ha pasado de ser un eterno extra que sueña con ser la futura estrella de las teleseries de Mega. Completa el cuadro Rose (Valentina Parada), la menor de los Pereira, una chica dulce con problemas de articulación vocal, que es la única, junto a la weli, que demuestra chispazos de cordura en esta verdadera casa de orates.

Ya desde el inicio se ve que el empeño de Juan por hacer, en unas horas, de su familia, un ejemplo que mostrar ante la prensa y los votantes, no llegará a buen puerto. La guinda de la torta la pone un señor de la tercera edad (Felipe Rojas) que llega a casa por un descabellado equívoco de Solange, quien adoptó un niño para acompañarse y le llega un anciano que está más cerca de ser posible pareja de la weli que el «benjamín» de este particular hogar.

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La obra, escrita y dirigida por Pablo Green, logra reflejar muy bien el nivel de distorsión imperante en un amplio sector de nuestra sociedad, acertado uso del recurso de la comedia y un absurdo de punzante humor para evidenciar en el fondo algo que no tiene nada de cómico, como lo es el puertas adentro de una familia como tantas y la pobreza de contenido político e ideológico de un candidato que más que propuestas serias, lo único que muestra en un gran reloj de color rojo y calendarios con su retrato.

Acompaña muy bien este propósito un elenco que entra a fondo en el carácter lúdico, absurdo e irreverente de la propuesta, todos asumen sus roles con vena cómica y la necesaria dosis de energía y tensión que evidencia su fracturado estado mental y espiritual. Green imprime a la dirección un ritmo frenético y el elenco lo sigue sin pausa en este verdadero viaje de locura.

«El desmontaje de los Pereira» es una lúcida, ácida y punzante crítica a nuestro mundo gobernado por las apariencias y a la pobreza conceptual de una clase política que carece de verdadero sustento. Un mundo loco y en apariencia irreal, que en el fondo refleja una situación muy concreta y verídica del mundo que hoy habitamos. La escenografía luce a propósito precaria, como la evidencia de un mundo que en cualquier momento se puede venir abajo, evidenciando la desnudez de sus habitantes. Lo mismo la iluminación, que no oculta su carácter teatral como un claro recurso de distanciamiento.

Un final inesperado aporta una cuota de emocionalidad que pone en evidencia que por más distorsionada y disfuncional que sea esta familia, en el fondo son seres humanos de carne y hueso, como si al reírnos de sus locuras, absurdos y distorsión, nos estuviéramos riendo un poco de nosotros mismos.

Dirección y dramaturgia: Pablo Greene
Elenco: Ana Reeves, Katyna Huberman, José Antonio Raffo, Mario Ocampo, Valentina Parada, Álvaro Valdebenito, Felipe Rojas.
Producción general y prensa: Francisca Babul
Diseño de escenografía y vestuario: April Gregory
Diseño de iluminación: Juan Enrique Ananía
Música: Camilo Zicavo y Abel Zicavo
Asistente de dirección y producción: Pablo Muza
Diseño gráfico: Ignacio Pimentel
Realización escenográfica: Guillermo Cruz
Fotografías: Maglio Pérez
Trailer: Claudia Huaiquimilla
Desde el 26 de octubre al 19 de noviembre de 2017
Jueves, viernes y sábado: 20:00 hrs. Domingo 19:00 hrs.

 

 

 

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