Por José Luis Arredondo A. //
Gabrielle está profundamente inquieta, ni su mente, ni su alma, ni su cuerpo encuentran paz, esa paz que su madre creyó comprar para ella concertando un matrimonio a la fuerza y que no ha dado el «resultado» que se esperaba. Es una inquietud con mucho de insatisfacción y deseo también; deseo que no se satisface con su esposo, un trabajador fugitivo de la guerra civil española. Su desasosiego se agudiza a causa de los fuertes dolores que le ocasionan unos molestos cálculos renales que la obligan a internarse en un sanatorio donde su vida se cruzará con la de un soldado que se rehabilita de unas heridas sufridas en un campo de batalla de la segunda guerra mundial.
El encuentro de Gabrielle y André (el soldado), desata la tormenta pasional que era de esperar. Una pasión que corre por mas cuenta de ella, ya que el siente la presencia de la muerte pisandole los talones y no visualiza su vida junto a una pareja en el futuro.
Con estos elementos, la actriz y directora gala Nicole Garcia, construye una hermosa y emotiva historia de amor. Un drama romántico de esos que le son tan queridos desde siempre al cine más clásico. La película de Nicole es una cinta de aguas quietas y profundas, refinada y filmada sin estridencias ni desgarro pero con emoción. En apariencia podemos creer que estamos frente a un triangulo amoroso (Gabrielle, su esposo y el soldado), pero en rigor es mucho más la pintura de un alma necesitada de amor y una mente fracturada que no logra recomponerse al no encontrar cause a esa carencia. Pintura que se refuerza hacia el final con un notable y sorpresivo giro argumental.
Bella y prolijamente filmada, la historia nos conduce por la personalidad de la protagonista como un potente eje central que articula todo el relato, todo lo que vemos lo vemos a través de los grandes y azules ojos de Gabrielle, cada plano es el reflejo de lo que ella percibe de cuanto la rodea. En es ese sentido, la directora expande los márgenes de un drama pasional, de la típica «historia de amor», para sumergirnos en la exploración a un espíritu humano que no encuentra sosiego en la soledad y la rutina. Es una exploración formalmente elegante, nada de edulcorada, y sobretodo valiosa por la compleja actuación de Marion Cotillard, que pulsa con sensibilidad y certeza cada cuerda que conforma el entramado mental y espiritual de la protagonista.
Está, y hay que decirlo, magníficamente secundada por Alex Brendemühl como el esposo y Louis Garrel como el soldado, pero es ella quien maneja el relato y otorga los relieves que hace de la cinta una pieza de fina joyería cinematográfica. Un filme que escapa de los lugares comunes en este tipo de relatos y que se eleva como uno de los mejores estrenos de este temporada.
«Un momento de amor» (mal de pierres). Una pelicula de Nicole Garcia, con Marión Cotillard (Gabrielle), Alex Brendemühl (José) y Louis Garrel (André).
Estreno en cines de Chile: Jueves 21 de septiembre 2017
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