‘Jackie’, de Pablo Larraín: Réquiem para la Primera Dama de Camelot

por José Luis Arredondo

Con la pantalla aún en negro, suena un acorde que se desliza como un sonido tenso y un poco desgarrado. La música da paso a un primer plano del rostro de Jackie (Natalie Portman). Su cara refleja el dolor de la tragedia que acaba de entrar violentamente a su vida, así como entró en la cabeza del presidente John Kennedy la bala que le dio muerte el 22 de noviembre de 1963 en Dallas, Texas.

Ya en ese primer sonido y esa imagen inicial, el director chileno Pablo Larraín plasma lo que será el leit motiv de su primera película hablada en inglés: ‘Jackie’ es el repaso a la pena, la tensión y el desamparo vividos por su viuda en las intensas horas que suceden al asesinato del primer mandatario de Estados Unidos.

El filme está estructurado a partir de una extensa entrevista de prensa concedida por Jacqueline Kennedy luego de los funerales de su marido. La entrevista permanece como telón de fondo, ya que lo que prima en la narración son largos flashbacks en los que asistimos a los sucesos inmediatamente posteriores al atentado, observados desde su casi excluyente punto de vista. ‘Jackie’ es su visión de cómo enfrentó el duelo personal y cómo se las ingenió para darle la emoción y la relevancia política, de nivel nacional y global, al funeral que siguió al magnicidio.

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Natalie Portman interpreta de manera sensacional a Jackie Kennedy en ‘Jackie’. Foto de Pablo Larrain. © 2016 Twentieth Century Fox Film Corporation All Rights Reserved

En lo formal, Larraín edifica una película impecable, con un ritmo pausado y tenso, un verdadero réquiem visual, potenciado por un montaje muy preciso, en el que cada escena es un eslabón que conforma la cadena de hechos con un perfecto equilibrio entre la solemnidad de los preparativos funerarios y el desgarro interno de la protagonista.

El cineasta pinta una Jackie en shock pero muy atenta a las circunstancias y condiciones que la rodean, un «fantasma» que deambula en soledad con su dolor por los elegantemente austeros salones de la Casa Blanca, lugar que hizo suyo durante su corto periodo como primera dama y que ahora debe abandonar. Jackie (Natalie Portman, nominada al Oscar por este papel) fuma y bebe para aplacar la angustia y la cámara la sigue y la muestra en íntima cercanía y complicidad; abundan los primeros planos de su compungido rostro y la imagen se detiene con delicadeza en sus ojos empañados por las lágrimas. La cámara de Larraín no es invasiva, no hurga en el dolor ni busca impactar con la tragedia, más bien acompaña, se aproxima sobre el rostro de Jackie y los otros personajes, pero es una cercanía delicada, que mantiene prudente distancia para que la imagen no pierda el carácter de solemnidad que reviste todo el filme.

‘Jackie’ es una biopic un poco en sordina, íntima, de contenido sentido trágico, que refleja el aspecto más humano del crimen político. Los personajes secundarios, entre los que destaca Robert Kennedy (Peter Sasgaard), son una suerte de cortejo que acompaña a la viuda hablando, o tramando, ‘sotto voce’, para no invadir el espacio de dolor. Destaca también, dentro de este ámbito, un sacerdote que despeja dudas espirituales de la viuda y alivia en parte el dolor de la pérdida, rol encarnado por John Hurt, en la que sería su última actuación para el cine.

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La banda sonora de Mica Levi es todo un acierto; más que música son acordes en tonos menores que reflejan el quiebre interno de Jackie, y que de pronto se abren a una melodía muy solemne y fúnebre dibujada por un cello. Notable resulta también la dirección de fotografía. Cada ambiente, cada escena, están bañados por una luz que también se torna un poco mortecina para estar a la par de los sucesos. El filme posee una cualidad crepuscular aún en pleno día y una condición de suavidad que resta estridencia a una cinta que, retratando un hecho monstruoso, no hace alarde extremo ni externo del dolor que inunda a la viuda, como si cada lugar en el que ella está presente se sumara al sentimiento de la pérdida.

‘Jackie’ es una película madura, reposada, finamente diseñada en todos sus aspectos,  filmada con extrema pulcritud estética, delicada expresividad y apoyada en una tremenda actuación de Natalie Portman, profunda, contenida y expresiva, de tinte trágico y llena de matices, la actriz logra revelarnos en cada escena el profundo dolor que oprime a su personaje y la entereza que posee para asumir, aún dentro del luto, las responsabilidades del caso.

En su séptimo largometraje, Pablo Larraín devela el lado más íntimo y humano de un hecho histórico que marcó el siglo XX, narrado desde el dolor de su protagonista femenina, una mujer que supo actuar con inteligencia emocional y política, y lo hace con maestría fílmica y clara, aunque contenida, emoción.

«Jackie», de Pablo Larraín. Producida por Juan de Dios Larraín. Guión de Noah Oppenheim (ganadora mejor guión en el Festival de Venecia). Música de Mica Levi. Dirección de fotografía de Stéphane Fontaine. Montaje de Sebastián Sepúlveda. Dirección de arte de Halina Gebarowicz. Diseño de vestuario de Madeline Fontaine.

Con Natalie Portman (Jackie), Peter Sasgaard (Robert Kenedy), Billy Cudrup (Periodista), John Hurt (Sacerdote).

Estreno en cines en Chile: jueves 16 de febrero de 2017.

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