«A Chorus Line» en Teatro Oriente, un musical con méritos

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Un momento del número final, con la célbre canción ‘One’, del montaje de ‘A Chorus Line’ en el Teatro Oriente de Providencia.

Por Jose Luis Arredondo A.

«A Chorus Line» (La linea del coro) se puede definir como el lugar donde habitan los sueños, ese sitio del escenario que ocupan los bailarines que serán el marco para las estrellas del espectáculo que estarán en la primera línea, frente al público. Pocos espectadores repararán en quienes conforman esta línea del coro, pero su buena labor es fundamental para el éxito del show. La mayoría de ellos son jóvenes que empiezan su carrera llenos de sueños y con la esperanza de ver, algún día, su nombre brillar en una marquesina.

La línea del coro es un sitio de transición en el camino a la fama, si bien para la mayoría será el único lugar del escenario que ocuparán. Para otros tantos, ni siquiera ése será un lugar donde comenzarán sus carreras, debido a que quedan fuera de la selección en la última etapa del casting. La línea del coro es un inicio, una partida, para algunos, eterna.

«A Chorus Line», el musical, se estrenó en Broadway, Nueva York, en 1975 y desde esa fecha da vueltas por las carteleras del mundo en distintas versiones autorizadas. Esta vez es el turno de verlo en Chile, en una producción con artistas locales que bajo la dirección de la bailarina, coreógrafa, cantante y actriz norteamericana Baayork Lee, se presenta en el Teatro Oriente , en la comuna de Providencia de nuestra capital.

Este «A Chorus Line» con acento nacional tiene varios méritos. En un país con poca experiencia en musicales, es difícil encontrar un elenco que baile y cante al nivel requerido; los actores y actrices en Chile tienen escasa preparación musical y los bailarines nula preparación actoral. El ritmo de esta obra no da tregua y las coreografías exigen técnica clásica y moderna, además de muy buena preparación física y gran coordinación, para aguantar el ritmo que por momentos es frenético. Estas exigencias quedan cumplidas de sobra en este montaje, que cuenta con un elenco de 29 actores-bailarines.

Donde falta apretar un poco más es en el desempeño actoral. Entre un número de danza y otro, los jóvenes -por petición del coreógrafo a cargo del casting en la ficción- cuentan su vida en voz alta y en apretado resumen, confiesan por qué están ahí y qué esperan del futuro. El tiempo que hay para el relato es breve y las historias, intensas, relatan esfuerzos y luchas por salir adelante en ambientes adversos a la vocación artística, colmados de prejuicios y discriminación.

En estos monólogos se cae, en varios casos, en el lugar común o en la maqueta, y en la mayoría no se logra configurar un carácter, sino más bien sugerir una personalidad. Es una debilidad del guión de la obra por cierto, que en este caso se ve acrecentada por la falta de experiencia actoral de los bailarines.

Aunque no se la ve, está oculta tras la escenografía (lo que es un acierto ya que permite concentrar la atención totalmente en lo que sucede en escena y no distrae la mirada hacia los músicos), la orquesta suena fuerte y bien, la partitura marca el ritmo apretado, tenso y dinámico de la obra, y ésto queda fielmente reflejado en la acertada labor del maestro Juan Luis Edwards, a cargo de la conducción musical.

Y aunque el elenco en general logra un nivel parejo en la calidad del espectáculo, merito destacable de la repositora (Baayork Lee), el que haya reunido un grupo que en lo concerniente a canto y baile, logra un excelente nivel, sin duda sobresale en el rol del coreógrafo, el actor Felipe Ríos, ya que en su personaje recae principalmente el peso teatral de la pieza, impone la tensión de la audición y marca los ritmos de la progresión dramática, aspectos que el actor maneja muy apropiadamente.

«A Chorus Line», por la calidad del resultado, debiera ser un inicio definitivo en las lides de los musicales en nuestro país. Debemos acostumbrarnos a ellos y aprender a entrar en su lenguaje, que no es es el del teatro, ni el de la ópera, ni el de la danza, y tiene de los tres.

Por temáticas y formas, pueden resultarnos ajenos o distantes como lenguaje y fenómeno escénico, pero es cosa de tiempo para el público, y práctica para los artistas (cantar, bailar, actuar), el que se haga un hábito. En éste sentido «A Chorus Line» es un excelente principio.

Aquí hay un trabajo serio y profesional que se deja ver como la comprobación de que en nuestro país existen equipos artísticos en condiciones de enfrentar el desafío de montar un musical de Broadway y salir airosos del propósito. «A Chorus Line» en Chile, está haciendo camino al andar.

«A Chorus Line», musical de Michael Bennet, ganador de nueve premios Tony y un Pulitzer para drama, en 1976. Libreto de James Kirkwood Jr. y Nicholas Dante. Musica de Edward Kleban y Marvin Hamlisch. Reposición de Baayork Lee.

El elenco está encabezado por el actor Felipe Ríos y lo completan, entre otros, Francisca Walker, Lucas Siqueira, Christian Ocaranza, Pablo Zamorano y Paulina López.

La primera temporada de este montaje en el Teatro Oriente culmina hoy, domingo 23 de octubre. En noviembre habrá nuevas funciones.

 

 

 

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