‘Pasión inocente’: delicada exploración del deseo

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Por José Luis Arredondo A.

Keith (Guy Pearce) es un músico que trabaja como maestro de escuela. Hombre de mediana edad y un tanto gris, contenido, subestimado por su esposa y que sueña con ocupar una vacante de cellista en la Orquesta Filarmónica de Nueva York, está casado con Megan (Amy Ryan) mujer de carácter dominante y siempre con una ironía a flor de labios. Ambos tienen una hija adolescente, bastante parecida a su madre por momentos. De lejos parece una familia más, pero a medida que la cámara se acerca vemos que hay evidentes fracturas y fatiga de material.

‘Pasión inocente’ (‘Breathe In’, 2013), pobre titulo en español para una de las buenas películas de la temporada, se inicia con una muy buena secuencia en la que los protagonistas posan para una foto familiar. La cámara los rodea con delicadeza y detalle, los tres sonríen y bromean, pero vemos que hay algo atrás de esas sonrisas y bromas, algo que más que flotar se arrastra y padece, un equilibrio debilitado que viene a demoler definitivamente Sophie (Felicity Jones), joven estudiante de intercambio que llega desde Inglaterra a instalarse, con varias consecuencias, en casa del matrimonio.

En esta nueva película del joven director californiano Drake Doremus (ganador del gran premio del jurado en Sundance 2011 con su anterior largometraje, ‘Like Crazy’), el elemento de atracción sexual está presente, pero el sentido de la cinta va por otro lado. Por eso los días nublados y lluviosos abundan, fotografiados con pulcritud y una luz tenue de tonos, casi siempre, crepusculares. Como quien «pinta» el adagio de un concierto melancólico, en el que se cuela una leve y suave luz de esperanza en dos vidas unidas por la soledad y la sensibilidad.

Drake Doremus evita los lugares comunes. La sexualidad que palpita en Keith y Sophie corre más subterránea que a flor de piel y termina por sumergirse más que por encausarse en un arroyo o torrente de superficie. La música incidental acompaña el drama con asertividad (suenan cellos y pianos, como la Balada 2 de Chopin) sin nunca resultar invasiva. Las actuaciones están en un excelente nivel, en la contención y el desborde que, por momentos, amerita la historia.

‘Pasión inocente’ es un filme de carácter íntimo y emotivo que evoca con delicadeza situaciones ya vistas en cintas como «Belleza Americana», «Pretty Baby» o «Taxi Driver», y apuesta por un tono menor (musicalmente hablando) para mejor retratar el alma de los personajes que sus sicologías.

Una muy buena película, destinada a pasar algo inadvertida entre la profusión de cintas de acción y superproducciones que inundan las salas chilenas hoy en la actualidad. Búsquela y véala pronto, antes de que salga de cartelera.

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